miércoles, 4 de junio de 2025

¿Decimos todo lo que sentimos?

Hay silencios que pesan más que mil palabras.

Verdades que se nos atragantan, sentimientos que se quedan a medio camino, atrapados entre el miedo y la costumbre. Porque, seamos sinceros… ¿realmente decimos todo lo que sentimos?

Cuántas veces hemos querido decir “te echo de menos” y, en lugar de eso, soltamos un “¿cómo estás?”.

Cuántas veces hemos necesitado un abrazo, y dimos una palmadita en la espalda.

Cuántas veces sentimos rabia, tristeza, ilusión… y fingimos indiferencia, como si lo que sentimos no mereciera salir a la luz.

Nos han enseñado a protegernos, a no mostrar vulnerabilidad.

A pensar antes de hablar, a callar antes de incomodar, a sonreír aunque por dentro estemos hechos pedazos.

Pero, ¿no es eso vivir a medias?

No se trata de ir por la vida gritando todo lo que pasa por nuestro corazón. Se trata de no quedarnos con las palabras atrapadas. De decir “te quiero” cuando lo sentimos, de pedir perdón cuando duele, de decir “me importas” sin esperar a que sea demasiado tarde.

Porque quien calla por miedo, se condena a no ser entendido.

Y quien no dice lo que siente, corre el riesgo de que el otro nunca lo sepa.

Hoy te invito a que lo digas.

A que no guardes lo que vibra dentro de ti.

A que no permitas que el orgullo o el temor le roben espacio a tu verdad.

Porque a veces, una sola frase puede cambiarlo todo.

Y porque el corazón, cuando se calla demasiado, termina por romperse en silencio.





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