La vida nos lleva por caminos en los que, a veces, sentimos que estamos solos. Caminos donde las preguntas parecen no tener respuestas, donde el dolor nos pesa más que la esperanza, donde miramos al cielo esperando una señal, una palabra, un susurro divino que nos recuerde que Dios sigue ahí.
Y sí, Dios sigue ahí. Siempre está. Pero, ¿cuántas veces nos hemos detenido de verdad a escucharlo?
Nos enseñaron a hablar con Dios, a pedirle, a contarle nuestras preocupaciones, pero olvidamos que la oración no es solo hablar… es también escuchar . En el ruido del mundo, en la prisa de cada día, en los momentos de angustia, muchas veces buscamos a Dios con desesperación, esperando que nos hable a gritos, que nos dé respuestas inmediatas. Pero Dios no siempre habla con estruendo. Su voz se encuentra en el silencio , en la quietud del alma, en la paz que sentimos cuando entregamos nuestras preocupaciones en Sus manos.
La oración es ese puente que nos conecta con Él, que nos recuerda que no estamos solos, que incluso en los momentos más oscuros, Su luz sigue brillando. Pero la fe no es solo creer cuando todo va bien, es seguir creyendo cuando todo parece perdido . Es confiar cuando no entendemos, cuando todo parece derrumbarse, cuando las lágrimas nublan nuestra mirada.
Dios nunca nos deja. Nos sostiene en la prueba, nos fortalece en el dolor, nos guía cuando estamos perdidos. Pero solo podemos sentir Su presencia si aprendemos a hacer silencio en nuestra alma, si dejamos de buscarlo afuera y empezamos a encontrar dentro de nosotros.
Cada oración es una conversación con Él, un acto de amor, una entrega sincera. No importa si no sabemos qué decir, no importa si solo tenemos lágrimas o silencios, porque Dios entiende lo que hay en nuestro corazón antes incluso de que lo expresemos.
No dejemos de orar. No dejemos de buscar a Dios, incluso cuando no lo sentimos. Porque cuando el alma se vacía de miedo y se llena de fe, entonces entendemos que nunca hemos estado solos, que Él ha caminado con nosotros en cada paso, aun cuando no lo veíamos.
📖 Hoy, haz una pausa. Cierra los ojos, respira profundo y habla con Dios. Él siempre está escuchando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario