viernes, 16 de mayo de 2025

Los Ángeles si existen, y yo he conocido a uno.

 Hoy he conocido a una chica valenciana, y su historia me ha dejado sin palabras. Ella recorre miles de kilómetros, llevando regalos de Disney a los niños de oncología. No lo hace por reconocimiento, ni por aplausos. Lo hace porque su corazón está lleno de amor, porque en su mirada habita una luz que pocos poseen.

Pero su historia es aún más profunda. El año pasado, la DANA en Valencia se llevó todo lo que tenía. Perdió su hogar, sus pertenencias y, entre ellas, todos los regalos que había preparado para esos niños que la esperaban con ilusión. Cualquier otro habría caído en la desesperación, pero ella no. Porque, aunque la DANA se llevó mucho, jamás pudo arrebatarle el corazón, el amor y las ganas de seguir luchando.

Sin rendirse, volvió a empezar. Reunió fuerzas, buscó nuevas maneras de llevar esa magia a los niños de oncología, sabiendo que ellos la esperaban. Y lo más increíble es que, pese a las adversidades, jamás dejó de sonreír.

Yo no la conozco en persona. La conocí a través de WhatsApp, pero su historia me ha tocado el alma. Y no he podido evitar decírselo: "Los ángeles existen, y tú eres uno de ellos". Porque en un mundo donde las noticias parecen pintarnos una realidad sombría, ella es la prueba de que los ángeles existen. No lleva alas, no viste túnicas celestiales, pero su presencia ilumina las habitaciones donde el dolor intenta robar sonrisas. Ella se convierte en esperanza, en magia, en un rayo de sol que atraviesa las nubes más oscuras.

Los niños la esperan con ojos llenos de ilusión, y en sus manos, esos pequeños regalos se transforman en tesoros que alimentan el alma. Porque, más allá de los juguetes, ella lleva consigo algo aún más valioso: tiempo, cariño y la certeza de que no están solos.

Hoy quiero compartir su historia porque el mundo necesita más personas como ella. Personas que decidan marcar la diferencia, que lleven esperanza a donde más se necesita. Porque en cada sonrisa que ella arranca, en cada mirada de asombro de esos niños, está la prueba de que, incluso en los momentos más oscuros, la bondad humana puede brillar con fuerza.

A ti, chica valenciana, gracias por recordarnos que los ángeles existen. Que sigas volando alto, iluminando corazones y regalando sonrisas donde más se necesitan.



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