El amor no siempre llega con grandes gestos. A veces, se esconde en los detalles: en la forma en que alguien te escucha, en cómo su risa desarma el día más gris, en el roce fugaz de una mano que parece quedarse en la piel mucho después de haberse ido.
Dicen que el amor se construye en los momentos sencillos. En las conversaciones sin prisas, en los cafés compartidos, en los “cuídate” disfrazados de “te quiero”. De la manera en que dos almas se encuentran, sin mapas ni explicaciones, como si estuvieran destinados a caminar juntas desde siempre.
Quizás el amor sea eso: una historia escrita en miradas, en pausas, en todo lo que no se dice pero se siente. Y qué hermoso es cuando alguien logra entender el susurro de tu silencio.
📖 ¿Alguna vez has sentido que una sola mirada lo decía todo?
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